El objetivo principal de la campaña electoral en Galicia se centra en la Galicia rural y el Partido Popular gallego busca mantener la mayoría absoluta para tener el control de la Xunta. Según las encuestas, el PP se encuentra en la mayoría absoluta, aunque con un margen estrecho, mientras que el Bloque Nacionalista Galego (BNG) está duplicando en escaños al Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
En esta situación, el PP ha recurrido a Isabel Díaz Ayuso, presidenta de Madrid, como última baza para desactivar el voto hacia Vox. El Partido Popular acusa al presidente del Gobierno de poner su partido al servicio del independentismo, haciendo referencia al apoyo del PSOE al BNG.
En estas elecciones, Alberto Núñez Feijóo, actual presidente de la Xunta, se juega mucho, ya que si el PP pierde el control, toda la atención se dirigirá hacia él. Además, la política de alianzas del PSOE en elecciones anteriores ha tenido un impacto negativo en el poder territorial del partido.
El Partido Popular muestra cautela ante el resultado de las elecciones y evita mostrar confianza para evitar que sus votantes se confíen. Por otro lado, en la sede del PSOE son cautelosos pero alimentan la expectativa de que el cambio es posible y que la movilización nacionalista y de la izquierda puede sacar al PP del gobierno.
Si el BNG no consigue alcanzar la Xunta y el PP continúa en el gobierno, el presidente Sánchez tendrá problemas con sus socios independentistas. En los últimos días de campaña, los candidatos y líderes nacionales están dirigiéndose al voto útil y a los indecisos.
Los expertos destacan el microclima gallego y la tendencia de votar siguiendo inercias más ligadas a la tierra que al ruido de la política nacional. Estas elecciones son excepcionales tanto por el desarrollo de la campaña como por su efecto en la política nacional.
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